Sé que estoy metiéndome en camisa de once (mil) varas, pero… con cada artículo que hace las rondas por las redes sociales en contra de la tele, siento que me clavan un clavo más en mi ataúd de Mala Madre. Los artículos que he visto rondando por ahí poco más que nos dicen que estamos destrozando el intelecto de nuestros hijos por permitirnos esos momentos de paz y darles el capricho de ver un ratito de la Patrulla Can(s)ina.
Y es que os debo una confesión: dejo a mis hijos ver la tele.
Voy a dejaros unos segundos para que proceséis tal revelación.

La tele: ¿Amigo o enemigo? ¿Frenemy?
El otro día hablaba con una mami-miga y me decía que ella aún no había sucumbido a la televisión, como si estuviera hablando del mayor de los enemigos de la infancia… Yo le miré pensando “pobre-ilusa-madre-de-uno-solo”, y es que la vida y la maternidad está llena de ideas preconcebidas de artículos de mil y una revistas de bebés y de principios bonitos que luego incumpliremos (de esto me explayaré en otro post, algún día).
Bajo mi punto de vista, la tele es una herramienta más de la vida y, como tal, no veo el motivo a prohibirla y eliminarla completamente de la vida de nuestros hijos. Como herramienta, es ese maravilloso aparato que nos compra ese ratito de paz que necesitamos para poder pensar con claridad, hacer la cena o tomarnos un café (¡y que esté caliente y todo!).
Consulté a una amiga psicóloga acerca del tema y me comenta: “Como otra ventaja, si exponemos a nuestros hijos a la televisión en Versión Original, estimularemos su centro del lenguaje y se podría potenciar la adquisición de un segundo idioma.”
Siguiendo con su puntualización acerca de las ventajas educativas, creo que la televisión puede servirnos para reforzar contenidos que queremos transmitirles o para explicarles cosas de una forma visual… Por ejemplo, mis hijos tuvieron que hacer un proyecto sobre un animal marino y nos tocó el pulpo. Además de buscarlo en un libro, en internet y pintarlos y construir uno de goma Eva, buscamos pulpos en YouTube y nos aprendimos dos canciones sobre los pulpos.
El problema podría llegar si aparcásemos a los niños delante de la televisión durante 6 horas al día, y aún así, me entran dudas porque creo firmemente que los niños buscarían cosas que les entretuvieran. Me explico, creo que la creatividad y el juego son características inherentes de los niños, por lo que, aunque les plantásemos delante de la tele todo el día, creo que al final llegarían a desarrollar su potencial creativo…. Pero bueno, no defiendo ese abuso, ni mucho menos, pero sí defiendo que dejemos de sentirnos culpables por usar la tele un ratito, nuestros hijos no se van a volver ni tontos, ni vagos, sino que se desarrollarán bien y serán felices.
