Pitter-Patter, lecciones de vida

Si nos seguís en redes sociales habréis visto que hace unos días tuvimos la visita de un pajarito que había nacido en nuestro jardín.

Pitter-Patter, al que nombramos por la onomatopeya inglesa que hacía al corretear por nuestro salón, ha muerto esta mañana a patas de nuestras perrita Chloe.

La verdad es que este bichito nos ha proporcionado muchas oportunidades de aprendizaje, tanto a pequeños como a mayores. Los mayores hemos aprendido que a los pajaritos que tienen algo de plumaje no hay que darles de beber agua (que se ahogan), ni alimentarles con pan con leche como hacíamos de pequeños (terrible para sus tripitas), sino que debemos ofrecerles huevo duro picado y semillas e intentar descubrir de qué pajarito se trata (colirrojo tizón, en nuestro caso).

Los pequeños han aprendido lecciones de vida súper importantes, desde el nacimiento hasta la muerte. Han observado su nido con y sin pajarito, han visto cómo la madre cuidaba del pajarito y cómo se comunicaban con sus cantos, y cómo le llevaba gusanitos (era insectívoro). También han visto al pajarito corriendo y aprendiendo a volar, cómo revoloteaba por el jardín y han afianzado su respeto hacia los animales. Y ya, en su muerte, han estado haciendo preguntas sobre la madre (si está triste), han querido saber si Chloe es mala o no, y hemos aprovechado para hablar sobre el instinto de los animales. Luego hemos llevado el cuerpecito de nuestro amigo a que descansara bajo un árbol desde donde seguirá el ciclo de la vida.

Hoy es un día triste para mí, me había acostumbrado a verle revoloteando y piando por el jardín. Esperemos que el año que viene, si anidan de nuevo, tengamos más suerte con nuestro amiguito alado.

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